La noche


Roque Borio

La noche se endurece en las salivas del infierno,

en las fauces de tus ojos, en los suplicios del deseo.

La noche espera almas errantes del destierro,

suplican tus manos que someten al delirio.


La noche aguarda en sus pasillos desolados,

en sus paredes escritas desquebrajadas del miedo.

En sus entrañas de efímera fantasía, en tus desvelos.

Aguarda entre tus piernas, que segregan mis anhelos.


La noche es la muerte, la ausencia del tiempo.

La noche es la decadencia, es la piel del cordero.

Y en la espesa niebla, tus ojos de fuego.

Delatan palabras que respiran silencios.


La noche es el día de los que vivimos muriendo.

La noche es el sudor tibio que nace de tu pecho.

Es lamer las heridas abiertas, son oscuros secretos.

Es derramar tinta en frases que nunca escribieron.


La noche se hace llanto en tu silueta desnuda,

cuando en tus manos se posa la euforia de mis deseos.

Cuando el sudor de tu vientre se estremece en los latidos,

y se desatan mares de infiernos, arrebatados del olvido.


La noche es carne débil en las entrañas del pasado,

cuando de ella emergen tus más oscuros secretos.


Ilustración: Dalia