La plaga


Carlos Ávila Villamar

Por mi antigua casa pasó una plaga de saltamontes.

Nos enteramos cuando empezaron a estrellarse contra las persianas

Recuerdo ese sonido seco de revoloteo enloquecido.


Parecían insectos falsos, engendrados por una aberrada floresta

como si a las hojas de los árboles les hubieran salido

ojos y alas.


Entraban a la casa deshechos, una tormenta

de patas y alas

se podía pensar que la vida en falso de aquellos seres

solo podía durar un instante antes de regresar

a ese estado efervescente de la materia

entre lo vivo y lo no vivo.


Luego había que barrer cientos y cientos de saltamontes momificados.

Muertos no pesaban nada, aquellos cascarones

pesaban menos que el aire.


Así terminaba la plaga, de manera inexplicable

como mismo había empezado.

Aquella fuerza vital destructiva

terminaba sin explicación, sin propósito

en la naturaleza.


A veces uno se encontraba sobrevivientes

ermitaños oscuros, camuflados en la exuberancia

interminable del patio. Parecían querer gritarnos

que no los molestáramos.


Ilustración: ISAIAS ARAVENA

Acerca del autor

Carlos Ávila Villamar (Holguín, 1995). Graduado de Filología en la Universidad de La Habana. Ha publicado ensayos y cuentos en revistas como OnCuba, Literal Magazine y Cuadernos Hispanoamericanos. Es autor de la serie de relatos Fabulario.