Platón tenía razón


María Susana López

La realidad parece una película de ciencia ficción.

De pronto, el encierro como forma de vida, un bombardeo informativo de noticias trágicas, muertes, aislamiento obligatorio.

Las personas caen como soldaditos de guerra. Todo cambió.

La desconfianza se instaló, como si el peligro fuera el otro: el de al lado.

Las semanas pasan, como autos en una carrera donde no se ve la meta final. Un laberinto de vidrio con varias salidas posibles, pero sin certezas.

Una analogía: la alegoría de la caverna; prisioneros en el hogar.

Una presencia invisible; algo tangente está haciendo estragos en las poblaciones; un cambio difícil de comprender en el imaginario colectivo.

Muchos logran sobrevivir, salir y liberarse de las cadenas de esa condena, pero sin saber consecuencias futuras.

Es una situación real o imaginaria. ¿Cuál es la verdad en este mundo?

Las apariencias engañan detrás de bocas tapadas y de miradas ausentes.

“Vivimos revolcados en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos...

¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!... ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador!”

Todos en el mismo combate, aunque muchos prefieren no ver la verdad.

Es complejo entender, por eso nadie saldrá indemne de esta ofensiva. Para algo tiene que servir este encierro.

Es doloroso ser ignorante, estar encadenado a la sombra de una pared. La mejor estrategia de guerra para lograr la libertad es a través del conocimiento y para ello es necesario utilizar el mejor armamento: la educación, la ciencia y la razón.

Ilustración: NIRVANA GUERRERO

Acerca del autor

Nacida en Quilmes, Argentina. Profesora de Ciencias Naturales y Enseñanza Primaria, artista plástica, ceramista, escritora amateur. Participó en varias muestras, exposiciones, concursos literarios y formó parte de varias Antologías y colaboración de Revistas nacionales e internacionales. Actualmente, continúa con la enseñanza y la expresión artística.